Para facilitar una correcta articulación es preciso ejercitar y agilizar previamente los órganos que intervienen en la misma. Para ello, lo más fácil es que tanto el adulto como el niño y niña se sienten frente a un espejo; de este modo se podrán observar los movimientos que se realizan y compararlos.
Gracias a esta posición, el pequeño podrá ver los progresos conseguidos a medida que adquiere mayor agilidad, coordinación y fuerza en sus músculos, logrando las posiciones que coincidan con los puntos de articulación más importantes.
Es muy importante que al hacer estos ejercicios no intentemos corregir el fonema mal articulado, sino enseñarle uno nuevo para que, una vez conseguido sustituya al defectuoso.
Si hacemos lo contrario, podríamos conseguir que se centre excesivamente en corregir la articulación que tenía mal pronunciada, pensando en las nuevas posiciones que tienen que tomar sus órganos de articulación, creando así una tensión inútil en todos los órganos que tiene que poner en juego.
Los ejercicios de praxias serán de corta duración (de dos a tres minutos y con pausas intermedias) para evitar tanto la fatiga muscular como el cansancio y la falta de motivación por parte del niño.
También se harán varias series de repeticiones, ya que así conseguimos las asociaciones necesarias entre el sonido exacto de un fonema y los movimientos precisos de articulación, elaborando así los estereotipos correctos de la articulación de los fonemas trabajados.